
Joan Garcés, abogado español que en la segunda mitad de los años ’90 dirigió el proceso judicial contra Augusto Pinochet, ofreció ayer una charla en la Asociación de Abogados de Buenos Aires, como pequeño adelanto del II Congreso Internacional de Jurisdicción Universal que se realizará mañana y pasado en el Teatro Nacional Cervantes. El también asesor político de Salvador Allende repasó la historia de la «lucha permanente entre el mundo del Derecho y la contra-reforma de los sectores autoritarios» y se refirió especialmente al rol protagónico de Henry Kissinger.
«La jurisdicción universal y la búsqueda de justicia en el siglo XXI» se tituló el encuentro organizado y convocado por la rama argentina de la Asociación Americana de Juristas que preside Eugenio Raúl Zaffaroni, y al que asistieron el politólogo Atilio Borón, la Madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas y miembros de las mencionadas AABA y AJJ. Los juristas Beinusz Szmukler y Alberto Filippi presentaron al colega invitado. Por su parte, el letrado de la Corte Suprema de Justicia Matías Bailone leyó mensajes de adhesión institucional al evento.
Como Zaffaroni semanas atrás cuando presentó su libro El Derecho latinoamericano en la fase superior del colonialismo, Garcés también trazó una línea histórica entre los postulados de la jurisprudencia nazi y los argumentos actuales a favor de la Doctrina de Seguridad Nacional y en contra del Derecho Penal Internacional. De manera todavía más concreta, el abogado valenciano probó la influencia de Martin Heidegger y Carl Schmitt en el pensamiento de Kissinger.
Garcés analizó el «ataque a la jurisdicción universal» que el ex secretario de Estado norteamericano perpetró al final de su libro Does America need a foreign policy? Toward a diplomacy for the 21st century (¿Necesitan los Estados Unidos una política exterior? Hacia una diplomacia para el siglo XXI). Contó que este texto escrito en 2001 no cita a ningún jurista nazi, y sin embargo presenta «un discurso similar al del nacionalsocialismo de los años ’30».

La crítica a la dimensión universal del Derecho, la teoría del enemigo (externo y/o interno) que hay que encontrar -si es necesario, crear- para luego exterminar, la desobediencia al statu quo como el crimen más grave son algunos de los principios que Kissinger retoma de manera más o menos explícita. Antes, éstos y otros postulados (la concentración del Derecho en la figura de un conductor, por ejemplo) conformaron la base teórica de las dictaduras de Francisco Franco (al Führer alemán le corresponde la figura de Caudillo o Generalísimo en España) y de Pinochet.
Atento a la dimensión internacional de la construcción de este poder hegemónico, el autor de Soberanos e intervenidos. Estrategias globales, americanos y españoles entre otros ensayos recordó que «el Derecho puede ayudar a disuadir» acciones derivadas de esa «violencia sistemática que décadas atrás se materializó en el Plan Cóndor«, y que hoy amenaza la estabilidad de los gobiernos de Venezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil, Argentina. De ahí la importancia de coordinar iniciativas legislativas para frenar estos embates, y así evitar que nuestros pueblos vuelvan a ser víctimas de crímenes de lesa humanidad.
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Contenidos complementarios
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