Dio gusto asistir al espectáculo infantil que la gente del Movimiento de Música para Niños (MOMUSI) presentó en el Teatro 25 de Mayo de Villa Urquiza ayer domingo a las 11 de la mañana. En Fábulas del monte, el carpincho Silvina Gómez (voz, percusión y teclados), la yacaré María Eugenia Gómez (percusión y voces), el sapo Facundo Valdez (guitarras y coros) y una mariposita de nombre desconocido (voz en dos ocasiones) entonaron canciones litoraleñas y candomberas que cuentan historias de animales pertenecientes a la fauna del noreste argentino.
Con suerte, la propuesta habrá refrescado las cabezas de los pequeños asistentes (y porqué no, de los grandes también), probablemente bombardeadas por productos televisivos y cinematográficos made in USA, con una estética y mensajes similares. Por lo menos, este público porteño tuvo la oportunidad de descubrir el protagonismo que sapos, carpinchos, ñandúes y yacarés overo poseen en nuestra cultura autóctona (en especial oriunda del interior del país) y de escuchar sonidos, acordes, ritmos ajenos al pop anglosajón y adapataciones vernáculas de consumo masivo.
Por su parte los padres, tíos, padrinos que acompañaron a las criaturas y que décadas atrás escucharon algún disco de María Teresa Corral habrán reconocido su influencia en el trío conformado por Valdez y ¿las hermanas? Gómez. La observación tiene asidero: la célebre compositora, cantautora, educadora y productora discográfica argentina es co-fundadora de MOMUSI.
El único defecto de este recital no fue responsabilidad de sus hacedores sino de ciertos adultos incapaces de limitar la inconducta de sus niños (me refiero a chicos de 5 años empecinados en correr entre las butacas o en subir las escalinatas que conducen al escenario). Es una pena que estos tutores y/o encargados hayan desaprovechado una oportunidad tan pertinente para enseñar a escuchar, mirar, cantar, a compartir un lugar público (con otras personas interesadas en participar genuinamente del espectáculo) y a respetar/valorar el trabajo ajeno (en este caso, de los músicos).
Quizás si las entradas a este tipo de propuestas no fueran gratuitas, si hubiera que pagar un monto simbólico (de $1 por ejemplo), se reduciría la cantidad de personas que confunden estos espacios culturales con simples guarderías.
En principio, Fábulas del monte volverá a presentarse -ya no en el Teatro 25 de Mayo- sino en el Anfiteatro de Mataderos y en la Biblioteca Nacional. Los interesados deberán estar atentos a la actualización de la agenda aquí publicada, y reservar lugares cuanto antes: ayer domingo quedó demostrado que, para bien (y un poco para mal), el carpincho, la yacaré, el sapo y la mariposita son dueños de un alto poder de convocatoria.